domingo, 27 de diciembre de 2009

… que no te cierren el bar de la esquina…



Si algo tiene Buenos Aires de interesante son sus bares.



Hace varios años el gobierno de la ciudad elaboró una lista de bares notables que, cuidadosamente fui recorriendo y degustando sus especialidades.

Hay uno que por su estructura, ubicación e historia me parece que merece llevarse todos los olivos y laureles de gloria y encabezar la lista de los bares que merecen la pena ser conocidos y vividos.

Se llama Bárbaro o Bar o Bar y se encuentra en el barrio de Retiro.
Fue fundado en 1969 por iniciativa de Luis Felipe Noé, artista plástico argentino que junto con Ernesto Deira, Rómulo Maccio y Jorge de la Vega fueron los representantes de la escuela pictórica conocida como Nueva Figuración.



Este bar se proponía ser refugio de bohemios, pintores y artistas de la época.
Los rostros en blanco y negro de la fachada fueron pintados Jorge De La Vega y a medida que uno se adentra al bar hay distintas obras pictóricas de los representantes de esta vanguardia.

En principio se encontraba en la calle Reconquista y, en la década del ’80 fue trasladado a la cortada Tres Sargentos, locación donde los que nacimos hace no tanto tenemos que ir para al menos respirar las gotas de arte y talento que todo esa generación nos dejó y de la que poco queda en las actuales sillas del Bárbaro.

Ahora, y como presupuesto lógico del paso del tiempo, parece más un museo para turistas que el lugar de nacimiento y fomento de nuevas expresiones de intercambios culturales.

Sabemos que, como el paso del tiempo, esto es inevitable. No obstante me parece valioso este bar porque es una de las más claras expresiones de los manifiestos de quienes formaban partes de las vanguardias culturales de las décadas de los `60 y `70 cuando decían que el arte se debía diluir en la vida misma y no encerrarse en los museos.

Citando algunas reflexiones de artistas argentinos que sin duda lo expresan mejor que yo, Roberto Jacoby en un mensaje al Instituto Di Tella decía que:


“A los que metódicamente buscan darse en Di Tella 'el baño de cultura', al público en general. Vanguardia es el movimiento de pensamiento que niega permanentemente al arte y afirma permanentemente la historia. En este recorrido de afirmación y negación simultánea, el arte y la vida se han ido confundiendo hasta hacerse inseparables. Todos los fenómenos de la vida social se han convertido en materia estética: la moda, la industria y la tecnología, los medios de comunicación de masas, etc.
'Se acabó la contemplación estética porque la estética se disuelve en la vida social'.
Se acabó también la obra de arte porque la vida y el planeta mismo empiezan a serlo.”

O bien Pablo Suárez le escribió a Romero Brest, criticando a la misma institución anteriormente mencionada que:

“…de plantear situaciones morales en las obras, de utilizar el significado como una materialidad, se desprende la necesidad de crear un lenguaje útil. Una lengua viva y no un código para élites.
(…)
Hoy lo que no acepto es al Instituto que representa la centralización cultural, la institucionalización, la imposibilidad de valorar las cosas en el momento en que éstas inciden sobre el medio, porque la institución sólo deja entrar productos ya prestigiados a los que utiliza cuando, o han perdido vigencia o son indiscutibles dado el grado de profesionalismo del que produce, es decir, los utiliza sin correr ningún riesgo.”

Este post quiere decir algo simple que, espero se llegue a entender.



No está bueno encasillarse cómodos en los museos para contemplar obras de arte, no hay institución, por prestigiosa que sea que pueda definir qué es el arte o quién es artista.



El arte no es un paisaje lindo reservado para un elite cultural, el arte debe tener un contenido, revolucionar, provocar algo, conmocionar, lograr un instante de comunión entre el artista y quien recibe la obra, el arte debe romper barreras todo el tiempo y jamás se debe quedar cómodo en el bastidor ni el atril, ni las vermisages.



Por eso hablamos del Bárbaro, porque fue él una de la expresiones más claras de que el arte fluye y se manifiesta en la vida cotidiana. Ahí debe estar.






jueves, 17 de diciembre de 2009

Lo sostengo de las uñas, no de la cintura.



Antes no tenía nada que perder y, sin embargo estaba perdiendo cosas todo el tiempo.


Ahora tengo a alguien a quien perder y sin embargo creo que cada vez que arriesgo algo, gano 2 mm más de sus cayos.


Lo sostengo de las uñas, no de la cintura.


Quisiera que las horas no pasaran, pero se me pasan cada vez más rápido y eso es bueno.
Estamos en problemas, porque ya no me aucerdo cómo era antes ni tampoco qué es lo que era genuinamente mío o qué le robé.


Alegría de no querer dar vuelta la página y saber que si lo dejo me dejo y si lo pierdo me muero.
Alegría poco terapéutica, no recomendable, objetable.


Alegría de que “Después de todo qué complicado es el amor breve en cambio qué sencillo el largo amor…” (M. Benedetti)


Alegría de que ya no es “Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,y más la piedra dura, porque ésta ya no siente.” (Rubén Darío)


Alegría de tener “…revirgísima inocencia y de los instintos perversitos y de las ideitas reputitas y de las ideonas reputonas y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias…” (O. Girondo)


Alegría de poder afirmarle que “… mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido..., desengáñate:¡así no te querrán!” (G. A. Bécquer)


Alegría de preguntarme “¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.” (J. L. Borges)


Alegría de que “…mi sonrisa guarda un amor que asustaría a dios.” (S. Thénon)

ALEGRÍA, alegría, alegría de que “¡Todo era amor... amor! … Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos.Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre. Amor de cartón piedra, amor con leche...lleno de prevenciones, de preventivos;lleno de cortocircuitos, de cortapisas.Amor con una gran M, con una M mayúscula,chorreado de merengue,cubierto de flores blancas...” (O. Girondo)

Alegría por lo que vino, por el vino… tinto, rosado, espumante…





Poemas citados:

- Benedetti, Mario, Bodas de perlas
- Darío, Rubén, Lo fatal
- Girondo, Oliverio, Y de los replanteos…
- Bécquer, Gustavo A., Volverán
- Borges, Jorge Luis, Lo fatal
- Susana Thénon, Poema
- Girondo, Oliverio, Todo era amor

domingo, 13 de diciembre de 2009

Ese gallo te lo pagamos nosotros




Estar en la plenitud de la vida, tener que tomar una decisión importante y hacer un jueguito digno de aplaudirse, puede pasarle a cualquier mortal.
Pero probablemente sea en los momentos cruciales de la vida es cuando se revela la madera de la que uno está hecho. Justamente de esto es de lo que va a versar el post de hoy.

Encontré en la web una página que reúne frases de grandes personajes antes de morir. No vamos a discutir sobre si son verdad o no, cómo podemos confiar en alguien que al morirse un familiar, enemigo o conocido se puso a tomar nota de las últimas palabras de una persona o lo que sea. Las vamos a dar por ciertas, al menos por hoy.

Algunas son realmente buenas. El escritor Honore de Balzac dijo antes de morir: “Ocho horas con fiebre, ¡me habría dado tiempo a escribir un libro”.
Karl Marx le dijo a su enfermera: “¡Largo de aquí! ¡Desaparece de mi vista! Eso de las últimas palabras es para los inútiles que no han dicho lo suficiente mientras vivían.”

Una que me encanta es la Louis Gay-Lussac al decir: “Es una pena irse, esto comienza a ponerse divertido” o la de Antonio José de Sucre “¡Carajo, un balazo!”

Sin embargo, hoy le toca el lugar de honor a un amigo de la casa.

Todos tenemos en claro y al menos hasta hoy no conocí pruebas en contrario, sobre lo copado que fue Sócrates o al menos el Sócrates del que nos hablan Jenofonte y Platón.

Este notable filósofo que utilizaba la ironía, a fin de descubrir la ignorancia y ponerse en un pie de igualdad para, a través de la mayeútica buscar la verdad.
Que luchaba para escapar del lenguaje no analizado que se propusiese como certeza y etc., etc. etc.. y así hasta las seis de la mañana tirándole flores por todo lo que admiro.
Éste hombre, fue condenado a muerte o a destierro por los atenienses.
El amigo Sócrates no quería irse de su ciudad entonces eligió la segunda; tenía que tomar cicuta (planta tóxica de la que se extrae un veneno) y morirse.

Los relatos que de él tenemos nos cuentan que sus amigos estaban tristes y con ese enojo malparido que tenemos cada vez que se comete una grosera injusticia.

En la última charla que nos cuentan que tuvo con sus amigos, Sócrates dijo que padecer una injusticia era mejor que cometerla:
“Si muero injustamente la vergüenza será para los que injustamente me condenen; porque si la injusticia es una vergüenza, ¿cómo no va a ser vergonzoso un acto injusto? Pero ¿sería para mí una vergüenza el que otros no hayan podido en este mi caso ni reconocer la justicia ni practicarla?... Sé también que los sentimientos que inspiraré a los hombres, muriendo hoy, no serán los mismos que inspiren quienes me matan, porque darán testimonio de que jamás hice mal a nadie, y que lejos de corromper a los que frecuentaban mi trato, me esforcé siempre en volverlos mejores” (Jenofonte)

Cuando ya había tomado la cicuta y se le empezaban a adormecer los miembros del cuerpo, previa charla sobre nada menos que la inmortalidad del alma, relatan que dijo una frase que, creo que es digna de reproducirse:

“…Ya tenía el abdomen helado; entonces se descubrió Sócrates, que se había cubierto el rostro, y dijo a Critón: Debemos un gallo a Esculapio; no te olvides de pagar esa deuda. Fueron sus últimas palabras.” (Platón)

Cabe aclarar para no pensar que le debía un pollo a un amigo, que Esculapio es el dios de la medicina, que lo que pedía a Sócrates a Critón era un sacrificio en acción de gracias a ese dios que por la muerte lo libraba de todos los males de la vida.



Citas:
Platón, Diálogos. Fedón, El banquete, Gorgias, Madrid, Austral, 1986, 27º ed., p.112
Jenofonte, La expedición de los diez mil, Recuerdos de Sócrates, El banquete, Apología de Sócrates, México DF, Porrúa, 1994, p. 208
http://www.psicofxp.com/articulos/informacion-general/574784-frases-celebres-antes-de-morir.html

¿Lector, escritor/ preso o protagonista?


A veces la lectura nos da una vuelta de tuerca a nuestro pensamiento llano y entendemos que no siempre la dimensión plana en la que vivimos es la única posible.


De a ratos los personajes nos interpelan o acusan a su escritor porque no les va demasiado el papel que están jugando.


Por ejemplo, en la novela Niebla de Unamuno, el protagonista, el semi joven Wherter encarnado en Augusto lo acusa en los últimos capítulos al autor porque en la novela lo había matado.

Por otro lado hay un graaann cuento de Salvador Elizondo que se llama La historia según Pao Cheng. En ésta al personaje principal le pasa algo poco habitual.


Pao Cheng es un filósofo que se sienta a la orilla del río y se pone a pensar en la historia de la humanidad y se le presenta a él como si fuese una película. De a poco comienza a ver en un pueblo, a través de una ventana, a un escritor… para cureosear se acerca y…


“… “Este hombre está escribiendo un cuento”, se dijo. Pao Cheng volvió a leer las palabras escritas sobre las cuartillas. “El cuento se llama La Historia según Pao Cheng y trata de un filósofo de la antigüedad que un día se sentó a la orilla de un arroyo y se puso a pensar en… ¡Luego yo soy un recuerdo de ese hombre y si ese hombre me olvida moriré…!


El hombre, no bien había escrito sobre el papel las palabras “…si ese hombre me olvida moriré”, se detuvo, volvió a aspirar el cigarrillo y mientras dejaba escapar el humo por la boca, su mirada se ensombreció como si ante él cruzara una nube cargada de lluvia. Comprendió, en ese momento, que se había condenado a sí mismo, para toda la eternidad, a seguir escribiendo la historia de Pao Cheng, pues si su personaje era olvidado y moría, él que no era más que un pensamiento de Pao Cheng, también desaparecería.”


Es decir que quedaron los dos presos del otro, escritor y protagonistas descubrieron que o se pensaban o, a decir de Descartes, dejarían de existir.




Para leer todo este cuento, se encuentra available en: http://www.lalectoraprovisoria.com.ar/?p=2841

lunes, 7 de diciembre de 2009

¿Seguro que somos todas iguales?



Leí tres libros en las últimas semanas.

Tres libros sugieren ser tres opiniones de la vida y, tres libros escritos por tres hombres diferentes sugieren ser tres visiones de tres mujeres distintas.

A veces se peca por exceso, otras por defecto; a mi me puede parece más simpática una u otra, lo bueno es que para cada zapato hay un pie. Veamos

1.
Nos dice el mexican writter Guillermo Fadanelli que:

“Ay de quien se enamore de una cicatriz: jamás volverá a mirar el mundo con calma. Tampoco cuando cierro los ojos soy capaz de dibujar en mi mente las expresiones de su rostro cuando concentraba en sus asuntos lamía mi verga o me mordía las piernas. Que una mujer se atreviera a roerme las piernas ha sido un halago inmerecido pues mis piernas no son más que huesos recubiertos de una piel lampiña que sólo cumple funciones corrientes. En cambio sus piernas despertaban el canibalismo: tensas, hermosas como dos cervatos recién nacidos.”

2.
Nos cuenta Houllebecq, o el personaje que este interpreta que:

“Véronique estaba “en análisis”, como suele decirse, ahora me arrepiento de haberla conocido. Hablando en general, no hay nada que sacar de las mujeres en análisis. Una mujer que cae en manos de un psicoanalista se vuelve inadecuada para cualquier uso, lo he comprobado muchas veces. No hay que considerar este fenómeno un efecto secundario del psicoanálisis, sino simple y llanamente su efecto principal. Con la excusa de reconstruir el yo los psicoanalistas proceden, en realidad, a una escandalosa destrucción del ser humano. Inocencia, generosidad, pureza… trituran todas esas cosas entre sus groseras manos. Los psicoanalistas, muy bien remunerados, petenciosos y estúpidos, aniquilan definitivamente en sus supuestos pacientes cualquier aptitud para el amor, tanto mental como físico; de hecho se comportan como verdaderos enemigos de la humanidad. Implacable escuela de egoísmo, el psicoanálisis ataca con el mayor cinismo a chicas estupendas pero un poco perdidas para transformarlas en putas innobles, de un egocentrismo delirante, que ya sólo suscitan un legítimo desagrado. No hay que confiar en ningún caso en una mujer que haya pasado por las manos de los psicoanalistas. Mexquindad, egoísmo, ignorancia arrogante, completa ausencia de sentido moral, incapacidad crónica para amar: éste es el retrato exhaustivo de una mujer “analizada”.

Por último y, casi de yapa, el punto medio virtuoso que más me gusta. Marechal, en su personaje de Megafón nos dice en un diálogo:

“ -Tengo una mujer que duerme conmigo todas las noches y se despierta conmigo todas las mañanas. Cuadno se acuesta es una diosa y cuando se levanta es un mascarón de proa derretido en sus cosméticos. ¡Adoro sus contradicciones! … ella destruye a su hombre y en seguida se asombra de verlo destruído. A veces me da señales de su defunción inmediata; y cuando me dispongo a llorar en su tumba, ella resucita inesperadamente, se cubre de pimpollos, baila su jazz y devora su estofado como una huérfana. Otras veces, cuando la miro en todo el esplendor de su forma, ella se arruga de repente, se desinfla, cae a mis pies; y le debo insuflar mi propio aire para que no regrese a la nada ¡Yo no se qué haría sin Isabel”
- ¿Se llama Isabel?
- Familiarmente…. la llamo conjunción adversativa….Nací para su amor… y desde toda la eternida vengo sabiendo que a cualquier observación o juicio que yo formule opondrá ella un “sin embargo”, un “pero”, un “auqnue” ineludibles… Ella tiene la virtud, el don o la gracia de oscurecer todo lo claro, enrevesar todo lo derecho, complicar todo lo simplr y hacer dudoso todo lo seguro…”

Ahora, si después de estos testimonios siguen diciendo que todas somos iguales, que me parta un rayo!



Citas de:
Fadanelli, Guillermo, Malacara, Barcelona, Anagrama, 2007, p. 69
Houllebecq, Michel, Ampliación del campo de batalla, Barcelona, Anagrama, 2007, 7º ed., p. 115
Marechal, Leopoldo, Megafón o la guerra, Buenos Aires, Planeta, 1994, p. 185- 186


viernes, 4 de diciembre de 2009

Que las hay, las hay




Si hay algo que me parece creíble, es el agnostico. No el ateo que no cree en nada, sino el que cree que algo debe haber pero no es capaz de comprenderlo.


Los griegos, con su habitual talento desglosaron la palabra en una a inicial que no indica la ausencia de, y un gnosis posterior que remite al conocimiento (me encantan las etimologías)
En pocas palabras, se considera inaccesible para el conocimiento humano todo conocimiento de lo trascendente, es decir lo que no pasa por la experimentación.

No soy agnóstica, pero más de una vez me tentó esta filosofía.

Tal vez me equivoco, pero creo que la frase por excelencia del agnóstico popular, es decir aquel que lo es sin ponerse el título de tal, es: “no existen los milagros, pero que pasan, pasan” o bien, “no existen las brujas, pero que las hay, las hay”.

Respecto a éstas últimas es de las que vamos a parlotear y buscarles un gramo de explicación científica y experimentable a su vieja costumbre de transportarse en escobas.

Leyendo un libro del amigo Antonio Escohotado, descubrí algo digno de difundirse.
El hombre nos cuenta que hay un acta de la Inquisición de 1324 que explica la creencia en escobas voladoras diciendo: “Al revisar el desván de la dama se encontró un ungüento con el que se engrasaba un bastón, sobre el cual podía deambular y galopar a través de todos los obstáculos”. En 1470, según otra diligencia inquisitorial, “las brujas confiesan que ciertas noches untan un palo para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas mismas bajo los brazos y en otros lugares donde crece vello”
Escohotado sugiere que el otro lugar donde crece vello es el “…que está en contacto con una escoba al montarla. El palo se empleaba para frotar o insertar los untos en zonas que la modestia del inquisidor se resiste decir, siendo una especie de consolador químicamente reforzado.”

Notable hallazgo para ser un poco menos escépticos!!!!


Citas de: Escohotado, Antonio, Las drogas, de los orígenes a la prohibición, Madrid, Alianza, 1994, p. 40

martes, 1 de diciembre de 2009

Cin ismos



Pocas parejas en la historia me caen taaaaan bien como los amigos cínicos Crates e Hiparchia pertenecientes a la escuela filosófica de los cínicos, los cuales eran, según mi profesor de filosofía “una escuela filosófica para adolescentes” ya que su principal crítica era hacia las convenciones sociales.
Su nombre no tiene que ver directamente con su homónimo adjetivo con el que caracterizamos a una persona falta de escrúpulos, procaz o desvergonzada sino con una escuela post aristotélica fundada por Antístenes (436- 366 aC).
Uno de los orígenes por el cual se llamarían de ésta manera tiene que ver con el comportamiento de Antístenes y Diógenes, que se asemejaba a la de los perros, por lo cual la gente les apodaba con el nombre kynikos, que es la forma adjetiva de kyon (perro).
Son características de ésta corriente filosófica su anticonformismo religioso y social que se dirigía contra todo hábito o costumbre; objeciones varias a cuestiones como familia, el Estado, la patria, etc., en contraposición a su defensa a la fraternidad humana y el contacto con los sectores marginales despreciados por la sociedad.

Ejemplo claro de esto lo presentaba el mencionado fundador de la escuela cuando dijo que el médico (como metáfora del filósofo) no ejerce su saber con los sanos sino con los enfermos.
Creían que la virtud consistía en librarse de las necesidades y que en esa libertad radicaba el único bien.

Tras esta simplona y resumida explicación de qué era la escuela cínica, pasemos a los amigos Crates e Hiparchia.
Crates era tebano, tras ver una tragedia de Telefo vendió todo su patrimonio y lo distribuyó entre sus conciudadanos.
Alejandro Magno tras haber destruído Tebas le preguntó a Crates si quería que reedificase su patria, a lo que éste contestó: “¿Y para qué, si luego algún otro Alejandro la volverá a destruir? Y que él tenía por patria el propio menosprecio y la pobreza…. No es mi patria una torre o una casa; sí que es todos los pueblos de la tierra…”

Entre charla y charla por las calles, hábitat natural de todo cínico, apareció Hiparchia que quedó encantada con las pocas promesas y los nulos regalos que le hizo Crates.
Nos cuenta el biógrafo Diógenes Laercio que “Agradábale tanto la vida y la conversación de Crates, que ninguna ventaja de sus pretendientes, las riquezas, la nobleza, ni la hermosura pudieron apartar de su propósito, pues Crates era todas estas cosas para ella. Aun amenazaba a sus padres que se quitaría la vida si no la casaban con él.
Finalmente, como sus padres rogasen a Crates que le removiese de su resolución, hizo éste cuanto pudo, mas nada consiguió. Sacó, por último, todos sus muebles a su presencia; y le dijo: “Mira, éste es el esposo, y éstos sus bienes: consulta contigo misma, pues no podrás ser mi compñaera sin abrazar mi instituto.” Eligiólo ella al punto, y tomando su vestido, andaba con Crates, usando públicamente del matrimonio, y concurriendo ambos a las cenas.”
Dicen que una vez alguien la acusó por su forma de vida y ésta contestó “…¿te parece, por ventura, que he mirado poco por mí en dar a las ciencias el tiempo que había de gastar en la tela?


Diógenes Laercio, Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres, Buenos Aires, El Ateneo, 1947, pp. 387- 397

domingo, 29 de noviembre de 2009

¡¿!¿!¿!!¿¿Hablamos como el orto?!?!?!?!



La inspiración viene de ayer a la noche.
Hay ciertos “conocidos” que aparecen en todas las reuniones y me sublevan.
Cerca de las cuatro de la mañana el novio de una amiga la felicitó por su excelente ortografía y por redactar colocando los puntos y las comas en perfecto lugar. Dijo que le molestaban extremadamente las personas con faltas de ortográficas.

Este pequeño/ pedante comentario dio lugar a que un Juan Peruggia cualquiera se pusiese a hablar de lo bien que escribía él, de sus nulas faltas ortográficas o de lo mucho que le indignaban los académicos que osaban sacarle el tilde a alguna letra.
Esto me trajo a la cabeza inmediatamente una de las más notables creaciones/ aguafuertes de Roberto llamada “El idioma de los argentinos”.
En ésta Arlt, al que le quedaba chica la ortografía como para indignarse por alguien que escribiera burrito con v corta, retruca al ilustradísimo Monner Sans el cual:
“…nos alacranea de la siguiente forma: “En mi patria se nota una curiosa evolución. Allí, hoy nadie defiende a la Academia ni a su gramática. El idioma en la Argentina atraviesa por momentos críticos… La moda del "gauchesco" pasó, pero ahora se cierne otra amenaza, está en formación el "lunfardo", léxico de origen espurio, que se ha introducido en muchas capas sociales, pero que sólo ha encontrado cultivadores en los barrios excéntricos de la capital argentina. Felizmente, se realiza una eficaz obra depuradora, en la que se hallan empeñados altos valores intelectuales argentinos.
¿Quiere usted dejarse de macanear? ¡Cómo son ustedes los gramáticos! Cuando yo he llegado al final de su reportaje, es decir, a esta frasecita: "Felizmente se realiza una obra depuradora en la que se hallan empeñados altos valores intelectuales argentinos", me he echado a reír de buenísima gana, porque me acordé de que a esos "valores" ni la familia los lee, tan aburridos son.
¿Quiere que le diga otra cosa? Tenemos un escritor aquí -no recuerdo el nombre- que escribe en purísimo castellano y para decir que un señor se comió un sandwich, operación sencilla, agradable y nutritiva, tuvo que emplear todas esas palabras: "y llevó a su boca un emparedado de jamón". No me haga reír, ¿quiere? Esos valores a los que usted se refiere, insisto: no los lee ni la familia. Son señores de cuello palomita, voz gruesa, que esgrimen la gramática como un bastón, y su erudición como un escudo contra las bellezas que adornan la tierra. Señores que escriben libros de texto, que los alumnos se apresuran a olvidar en cuanto dejaron las aulas, en las que se les obliga a exprimirse los sesos estudiando las diferencias que hay entre un tiempo perfecto y otro pluscuamperfecto. Esos caballeros forman una colección pavorosa de "engrupidos" -¿me permite la palabreja?- que cuando se dejan retratar, para aparecer en un diario, tienen un buen cuidado de colocarse al lado de una pila de libros, para que se compruebe de visu que los libros que escribieron suman una altura mayor de la que miden sus cuerpos.”
(…)
“Los pueblos bestias se perpetúan en su idioma, como que no teniendo ideas nuevas que expresar, no necesitan palabras nuevas o giros extraños; pero, en cambio, los pueblos que, como el nuestro, están en continua evolución, sacan palabras de todos los ángulos, palabras que indignan a los profesores, como lo indigna a un profesor de boxeo eurpeo el hecho inconcebible de que un muchacho que boxea mal le rompa el alma a un alumno suyo que, técnicamente, es un perfecto pugilista. (…) Este fenómemo nos demuestra hasta la saciedad lo absurdo que es pretender enchalecar en una gramática canónica las ideas siempre cambiantes y nuevas de los pueblos.”
Eso traté de decirle, creo que no me escuchó; los potenciales diálogos que la gente convierte en monólogos, dificilmente llevan a algún enriquecimiento.
Pero en serio, NO nos sentemos cómodos en el sillón de la gramática y la ortografía, juzgando y criticando al que conjuga mal un verbo irregular o no escribe zanahoria sin H.
El lenguaje es nuestro principal medio de expresión o, al menos uno de los más importantes, por eso mismo está vivo. El lenguaje cambia, cuando leemos un documento del siglo XIX más de una palabra merece una actualización en la grafía para adaptarla a la moderna.
Estemos vivos, creemos palabras, vanguardicemos loco!!! Porque sino “llegaríamos a la conclusión que, de haber respetado el idioma de aquellos antepasados, nosotros hombres de la radio y la ametralladora, hablaríamos todavía el idioma de las cavernas.”

Arlt, Roberto, Aguafuertes porteñas, 5º ed., Buenos Aires, Losada, 1991, pp. 141- 144

sábado, 28 de noviembre de 2009

Uvas hoy, deseos para mañana


Me encantan las costumbre aunque no practico ninguna.

Hasta hace unos meses pensé que salir de copas los sábados a la noche era una, pero un amigo me dijo que no calificaba como tal.
La de las doce uvas en año nuevo me parece muy buena. Además de comer unas ricas uvas, sirve como actividad comunal para hacer después de las doce, cuando tus viejos ya están medio en pedo y la noche comienza a tornarse bizarra.


Me dijeron varios posibles orígenes de esa tradición: se comen doce uvas por los doce meses del año (la relación sería de una uva/deseo por mes), o por las doce campanadas que se tocaban a las doce am del 1º de enero, etc.


La historia que más me gusta es la que cuenta que en la ciudad española de Alicante, en los primeros años del siglo XX hubo una superproducción de uvas y se introdujo esta costumbre/ mito alrededor de las uvas para que los dueños de los viñedos pudieran sostener su economía y no quebraran por excedente de uvas que no se podían insertar en el mercado.


Está claro que la costumbre se difundió, el tema es que en Alicante no hubo más superproducciones y ahora los 31 nos fundimos para comer doce perras uvas, o bien algunos aguafiestas rioplatenses dicen que se pueden reemplazar por pasas de uvas (detesto las pasas de uva)


Este ritual a mi siempre me agarra desprevenida, por eso voy a practicar con algunos deseos que quisiera que se vayan concretando para el 2010:


1. Aprender el tiempo de cocción de al menos un plato
2. Poder decir la frase perfecta que se me ocurrió hoy, en la discusión de ayer
3. Ir al recital de los Beatles en la presentación de Revolver o, en su excepción Abbey Road
4. Que mi perro aprenda a pasearse solo, sobre todo los lunes feriados
5. Que la cena de fin de año consista en una barra libre de milkshakes. Sabores varios, atención rápida.
6. Que a todos los que se pasaron el último semestre escupiendo para arriba, les caiga el garzo en la frente
7. Dejar de decir a todo que si; cumplir al menos una cosa
8. Validar mi año de trabajo, revelándome contra el destino quince días en un bañneario.
9. Recordar, la cirrosis no es un mito, hay gente común a la que le pasa
10. No pisarle los pies cuando bailamos por dos temas seguidos.
11. Sorprenderlo con un paso profesional
12. Que la copa nunca esté vacía.

¿Y por qué caminar por el techo?


Porque somos enanos a los hombros de gigantes; porque un día nos despertamos a la mañana descubriendo que en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los dos catetos, para darnos cuenta a la tarde que eso ya lo había descubierto un tal Pitágoras hace rato.
No escribimos desde el suelo, hablamos desde el techo.

Un techo edificado por cientos de pensadores, poetas, científicos, literatos, humoristas, pintores, músicos…
La idea de este blog surge del momento en el que tras ver o escuchar algo sentimos un momento de comunión con ese otro que no conocemos, que no nos conoce, que escribió hace siglos, que compuso desde lugares de los que no podemos ni pronunciar el nombre, que vive dentro de una cultura diferente, pero que nos contruyó un cachito de techo por el que hoy caminamos y al que de vez en cuando hacemos una ampliación.
Son frases, son pensamientos que más de una vez sentí míos a pesar de estar firmados por otros.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Oiga bien ésto: (extraído de "Vida de Galileo Galilei" de Bertolt Brecht)



Bertolt Brecht, tío Bert para los amigos, fue un dramaturgo y poeta alemán que de Alemania se tuvo que ir en 1933. Justo el año en que Hitler fue nombrado Canciller alemán y, posteriormente Führer del Reich ¿Casualidad? Yo creo que alguien como Bertolt, que buscaba alejar de sus obras el sentimentalismo burgués para llevar a los espectadores a pensar, no se ajustaba para nada con el régimen dictatorial implantado por el nacional socialismo.

Sus obras tienen contenidos políticos e ideológicos, los cuales unidos a su excelente narración hacen una perfeta combinación de forma y fondo.

En sus escritos buscó escapar de la mera anécdota y de las respuestas emocionales del público. Consideraba al teatro como un medio para cambiar al mundo y por ello un ámbito de aprendizaje. Un medio para concientizar sobre la necesidad de cambios políticos, alertar sobre los peligros de los regímenes dictatoriales, etc.

Durante los años de exilio escribió muchas obras; hoy citaremos algunas frases notables de la obra de teatro La vida de Galileo Galilei (1938- 1939).


“La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad. Nuestra ignorancia es infinita, ¡aportemos un milímetro cúbico! ¡Para qué queremos ser ahora tan inteligentes, si en definitiva sólo podemos ser un poco menos tontos!” (p. 48)

“Nadie nos ha dado un papel, excepto este terrenal y miserable sobre un minúsculo astro, que es completamente dependiente, alrededor del cual no gira nada. Nuestra miseria no tiene sentido, nuestra hambre es precisamente el no haber comido y no una prueba de fuerza; el esfuerzo consiste sólo en doblegarse y arrastrarse y no es ya más un mérito” (p. 75)

“La suma de los ángulos del triángulo no pueden cambiarse según las necesidades de la curia” (p. 77)

"...quien no conoce la verdad es simplemente un tonto. Pero quien la conoce y dice que es mentira ¡ése es un criminal! ¡Salga de mi casa!" (p. 80)

“¡Esos que ordenan a la Tierra quedarse quieta para que no se les vengan abajo sus castillos! … ¡Que sólo quieren besarle los pies al Papa, si con ellos piso al pueblo!” (p. 91)


Fuente: Brecht, Bertolt, Teatro, La Haban, Editorial Arte y Literatura, 1981, 2º ed.

Se me traba la lengua, se me ahogan las ganas

Definitivamente yo no me psicoanalizo.
Esa debe ser la causa por la que me da tanto pánico hablar con alguien que si lo hace.
Tengo la teoría de que al salir del diván el analizado tiende a, no sólo analizar su vida sino también y a modo de práctica, a todos los que lo rodean.
Delirios persecutorios rodean a la pobre condenada que suscribe, cada vez que entabla una conversación que comprometa un centímetro de su interioridad con alguien "en análisis".

No puedo vivir a la defensiva y, a veces prefiero no saber que detrás de cada chiste tal vez se esté ocultando una realidad o, que en cada sueño hay un deseo reprimido, sobretodo porque en ese caso yo reprimo hasta recordarlos.
Me gusta pensar que fue Freud quien dijo que "...a veces un cigarro no es más que un cigarro"