jueves, 26 de noviembre de 2009

Oiga bien ésto: (extraído de "Vida de Galileo Galilei" de Bertolt Brecht)



Bertolt Brecht, tío Bert para los amigos, fue un dramaturgo y poeta alemán que de Alemania se tuvo que ir en 1933. Justo el año en que Hitler fue nombrado Canciller alemán y, posteriormente Führer del Reich ¿Casualidad? Yo creo que alguien como Bertolt, que buscaba alejar de sus obras el sentimentalismo burgués para llevar a los espectadores a pensar, no se ajustaba para nada con el régimen dictatorial implantado por el nacional socialismo.

Sus obras tienen contenidos políticos e ideológicos, los cuales unidos a su excelente narración hacen una perfeta combinación de forma y fondo.

En sus escritos buscó escapar de la mera anécdota y de las respuestas emocionales del público. Consideraba al teatro como un medio para cambiar al mundo y por ello un ámbito de aprendizaje. Un medio para concientizar sobre la necesidad de cambios políticos, alertar sobre los peligros de los regímenes dictatoriales, etc.

Durante los años de exilio escribió muchas obras; hoy citaremos algunas frases notables de la obra de teatro La vida de Galileo Galilei (1938- 1939).


“La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad. Nuestra ignorancia es infinita, ¡aportemos un milímetro cúbico! ¡Para qué queremos ser ahora tan inteligentes, si en definitiva sólo podemos ser un poco menos tontos!” (p. 48)

“Nadie nos ha dado un papel, excepto este terrenal y miserable sobre un minúsculo astro, que es completamente dependiente, alrededor del cual no gira nada. Nuestra miseria no tiene sentido, nuestra hambre es precisamente el no haber comido y no una prueba de fuerza; el esfuerzo consiste sólo en doblegarse y arrastrarse y no es ya más un mérito” (p. 75)

“La suma de los ángulos del triángulo no pueden cambiarse según las necesidades de la curia” (p. 77)

"...quien no conoce la verdad es simplemente un tonto. Pero quien la conoce y dice que es mentira ¡ése es un criminal! ¡Salga de mi casa!" (p. 80)

“¡Esos que ordenan a la Tierra quedarse quieta para que no se les vengan abajo sus castillos! … ¡Que sólo quieren besarle los pies al Papa, si con ellos piso al pueblo!” (p. 91)


Fuente: Brecht, Bertolt, Teatro, La Haban, Editorial Arte y Literatura, 1981, 2º ed.

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