Buenos Aires, 03 de
diciembre de 2012
Vivo sola hace dos
años, con lo cual empezar el tercer año no tendría que sea
problema.
La cuestión es que
antes tenía novio y me visitaba siete de los seis días de la
semana, es decir, bastante.
Ahora me mudé, me re-
bienvení a la soledad y hace una semana no se de él.
Mudarse no habría sido
un problema, excepto porque toda la casa tenía cosas de él y todos
los rincones de mi vieja caja de zapatos contaban historias de
nosotros.
Recuerdos, notas,
fotos, regalos, congas y objetos que daban cuentas de proyectos
inconcretos de los dos.
En síntesis todo
referenciaba a él, y yo que soy referencista en una sala de
consultas de un archivo, no tengo demasiados problemas en recordar y
relacionar con él y con nuestra pareja.