sábado, 28 de noviembre de 2009

Uvas hoy, deseos para mañana


Me encantan las costumbre aunque no practico ninguna.

Hasta hace unos meses pensé que salir de copas los sábados a la noche era una, pero un amigo me dijo que no calificaba como tal.
La de las doce uvas en año nuevo me parece muy buena. Además de comer unas ricas uvas, sirve como actividad comunal para hacer después de las doce, cuando tus viejos ya están medio en pedo y la noche comienza a tornarse bizarra.


Me dijeron varios posibles orígenes de esa tradición: se comen doce uvas por los doce meses del año (la relación sería de una uva/deseo por mes), o por las doce campanadas que se tocaban a las doce am del 1º de enero, etc.


La historia que más me gusta es la que cuenta que en la ciudad española de Alicante, en los primeros años del siglo XX hubo una superproducción de uvas y se introdujo esta costumbre/ mito alrededor de las uvas para que los dueños de los viñedos pudieran sostener su economía y no quebraran por excedente de uvas que no se podían insertar en el mercado.


Está claro que la costumbre se difundió, el tema es que en Alicante no hubo más superproducciones y ahora los 31 nos fundimos para comer doce perras uvas, o bien algunos aguafiestas rioplatenses dicen que se pueden reemplazar por pasas de uvas (detesto las pasas de uva)


Este ritual a mi siempre me agarra desprevenida, por eso voy a practicar con algunos deseos que quisiera que se vayan concretando para el 2010:


1. Aprender el tiempo de cocción de al menos un plato
2. Poder decir la frase perfecta que se me ocurrió hoy, en la discusión de ayer
3. Ir al recital de los Beatles en la presentación de Revolver o, en su excepción Abbey Road
4. Que mi perro aprenda a pasearse solo, sobre todo los lunes feriados
5. Que la cena de fin de año consista en una barra libre de milkshakes. Sabores varios, atención rápida.
6. Que a todos los que se pasaron el último semestre escupiendo para arriba, les caiga el garzo en la frente
7. Dejar de decir a todo que si; cumplir al menos una cosa
8. Validar mi año de trabajo, revelándome contra el destino quince días en un bañneario.
9. Recordar, la cirrosis no es un mito, hay gente común a la que le pasa
10. No pisarle los pies cuando bailamos por dos temas seguidos.
11. Sorprenderlo con un paso profesional
12. Que la copa nunca esté vacía.

¿Y por qué caminar por el techo?


Porque somos enanos a los hombros de gigantes; porque un día nos despertamos a la mañana descubriendo que en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los dos catetos, para darnos cuenta a la tarde que eso ya lo había descubierto un tal Pitágoras hace rato.
No escribimos desde el suelo, hablamos desde el techo.

Un techo edificado por cientos de pensadores, poetas, científicos, literatos, humoristas, pintores, músicos…
La idea de este blog surge del momento en el que tras ver o escuchar algo sentimos un momento de comunión con ese otro que no conocemos, que no nos conoce, que escribió hace siglos, que compuso desde lugares de los que no podemos ni pronunciar el nombre, que vive dentro de una cultura diferente, pero que nos contruyó un cachito de techo por el que hoy caminamos y al que de vez en cuando hacemos una ampliación.
Son frases, son pensamientos que más de una vez sentí míos a pesar de estar firmados por otros.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Oiga bien ésto: (extraído de "Vida de Galileo Galilei" de Bertolt Brecht)



Bertolt Brecht, tío Bert para los amigos, fue un dramaturgo y poeta alemán que de Alemania se tuvo que ir en 1933. Justo el año en que Hitler fue nombrado Canciller alemán y, posteriormente Führer del Reich ¿Casualidad? Yo creo que alguien como Bertolt, que buscaba alejar de sus obras el sentimentalismo burgués para llevar a los espectadores a pensar, no se ajustaba para nada con el régimen dictatorial implantado por el nacional socialismo.

Sus obras tienen contenidos políticos e ideológicos, los cuales unidos a su excelente narración hacen una perfeta combinación de forma y fondo.

En sus escritos buscó escapar de la mera anécdota y de las respuestas emocionales del público. Consideraba al teatro como un medio para cambiar al mundo y por ello un ámbito de aprendizaje. Un medio para concientizar sobre la necesidad de cambios políticos, alertar sobre los peligros de los regímenes dictatoriales, etc.

Durante los años de exilio escribió muchas obras; hoy citaremos algunas frases notables de la obra de teatro La vida de Galileo Galilei (1938- 1939).


“La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad. Nuestra ignorancia es infinita, ¡aportemos un milímetro cúbico! ¡Para qué queremos ser ahora tan inteligentes, si en definitiva sólo podemos ser un poco menos tontos!” (p. 48)

“Nadie nos ha dado un papel, excepto este terrenal y miserable sobre un minúsculo astro, que es completamente dependiente, alrededor del cual no gira nada. Nuestra miseria no tiene sentido, nuestra hambre es precisamente el no haber comido y no una prueba de fuerza; el esfuerzo consiste sólo en doblegarse y arrastrarse y no es ya más un mérito” (p. 75)

“La suma de los ángulos del triángulo no pueden cambiarse según las necesidades de la curia” (p. 77)

"...quien no conoce la verdad es simplemente un tonto. Pero quien la conoce y dice que es mentira ¡ése es un criminal! ¡Salga de mi casa!" (p. 80)

“¡Esos que ordenan a la Tierra quedarse quieta para que no se les vengan abajo sus castillos! … ¡Que sólo quieren besarle los pies al Papa, si con ellos piso al pueblo!” (p. 91)


Fuente: Brecht, Bertolt, Teatro, La Haban, Editorial Arte y Literatura, 1981, 2º ed.

Se me traba la lengua, se me ahogan las ganas

Definitivamente yo no me psicoanalizo.
Esa debe ser la causa por la que me da tanto pánico hablar con alguien que si lo hace.
Tengo la teoría de que al salir del diván el analizado tiende a, no sólo analizar su vida sino también y a modo de práctica, a todos los que lo rodean.
Delirios persecutorios rodean a la pobre condenada que suscribe, cada vez que entabla una conversación que comprometa un centímetro de su interioridad con alguien "en análisis".

No puedo vivir a la defensiva y, a veces prefiero no saber que detrás de cada chiste tal vez se esté ocultando una realidad o, que en cada sueño hay un deseo reprimido, sobretodo porque en ese caso yo reprimo hasta recordarlos.
Me gusta pensar que fue Freud quien dijo que "...a veces un cigarro no es más que un cigarro"