domingo, 13 de diciembre de 2009

Ese gallo te lo pagamos nosotros




Estar en la plenitud de la vida, tener que tomar una decisión importante y hacer un jueguito digno de aplaudirse, puede pasarle a cualquier mortal.
Pero probablemente sea en los momentos cruciales de la vida es cuando se revela la madera de la que uno está hecho. Justamente de esto es de lo que va a versar el post de hoy.

Encontré en la web una página que reúne frases de grandes personajes antes de morir. No vamos a discutir sobre si son verdad o no, cómo podemos confiar en alguien que al morirse un familiar, enemigo o conocido se puso a tomar nota de las últimas palabras de una persona o lo que sea. Las vamos a dar por ciertas, al menos por hoy.

Algunas son realmente buenas. El escritor Honore de Balzac dijo antes de morir: “Ocho horas con fiebre, ¡me habría dado tiempo a escribir un libro”.
Karl Marx le dijo a su enfermera: “¡Largo de aquí! ¡Desaparece de mi vista! Eso de las últimas palabras es para los inútiles que no han dicho lo suficiente mientras vivían.”

Una que me encanta es la Louis Gay-Lussac al decir: “Es una pena irse, esto comienza a ponerse divertido” o la de Antonio José de Sucre “¡Carajo, un balazo!”

Sin embargo, hoy le toca el lugar de honor a un amigo de la casa.

Todos tenemos en claro y al menos hasta hoy no conocí pruebas en contrario, sobre lo copado que fue Sócrates o al menos el Sócrates del que nos hablan Jenofonte y Platón.

Este notable filósofo que utilizaba la ironía, a fin de descubrir la ignorancia y ponerse en un pie de igualdad para, a través de la mayeútica buscar la verdad.
Que luchaba para escapar del lenguaje no analizado que se propusiese como certeza y etc., etc. etc.. y así hasta las seis de la mañana tirándole flores por todo lo que admiro.
Éste hombre, fue condenado a muerte o a destierro por los atenienses.
El amigo Sócrates no quería irse de su ciudad entonces eligió la segunda; tenía que tomar cicuta (planta tóxica de la que se extrae un veneno) y morirse.

Los relatos que de él tenemos nos cuentan que sus amigos estaban tristes y con ese enojo malparido que tenemos cada vez que se comete una grosera injusticia.

En la última charla que nos cuentan que tuvo con sus amigos, Sócrates dijo que padecer una injusticia era mejor que cometerla:
“Si muero injustamente la vergüenza será para los que injustamente me condenen; porque si la injusticia es una vergüenza, ¿cómo no va a ser vergonzoso un acto injusto? Pero ¿sería para mí una vergüenza el que otros no hayan podido en este mi caso ni reconocer la justicia ni practicarla?... Sé también que los sentimientos que inspiraré a los hombres, muriendo hoy, no serán los mismos que inspiren quienes me matan, porque darán testimonio de que jamás hice mal a nadie, y que lejos de corromper a los que frecuentaban mi trato, me esforcé siempre en volverlos mejores” (Jenofonte)

Cuando ya había tomado la cicuta y se le empezaban a adormecer los miembros del cuerpo, previa charla sobre nada menos que la inmortalidad del alma, relatan que dijo una frase que, creo que es digna de reproducirse:

“…Ya tenía el abdomen helado; entonces se descubrió Sócrates, que se había cubierto el rostro, y dijo a Critón: Debemos un gallo a Esculapio; no te olvides de pagar esa deuda. Fueron sus últimas palabras.” (Platón)

Cabe aclarar para no pensar que le debía un pollo a un amigo, que Esculapio es el dios de la medicina, que lo que pedía a Sócrates a Critón era un sacrificio en acción de gracias a ese dios que por la muerte lo libraba de todos los males de la vida.



Citas:
Platón, Diálogos. Fedón, El banquete, Gorgias, Madrid, Austral, 1986, 27º ed., p.112
Jenofonte, La expedición de los diez mil, Recuerdos de Sócrates, El banquete, Apología de Sócrates, México DF, Porrúa, 1994, p. 208
http://www.psicofxp.com/articulos/informacion-general/574784-frases-celebres-antes-de-morir.html

10 comentarios:

  1. OOOOOOOOOOOOhh!!
    me encanta este blog porque cosas antes ignoradas vienen a relucir en mi mente y adentrarse en los archivos de mi ecléctico conocimiento.
    Gracias!!
    creo que yo nunca tendría mucho que decir a la hora de mi muerte; solo ¡Gracias Dios!

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  2. Se me hace que falta un aguardiente. Seducción de las palabras.
    Me gusta la forma que tienes de atar tanta historia, tus ideas y como ganas terreno en estos mundos. Suenas a letrada y eso encanta. ¡!Alabado sea el Señor

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  3. a mi me encanta que les encante, está mal??? jajaa

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  4. El morir en este momento sería una tragedia total, me perderia el crecimiento y mil sonrisas mas de mi seres queridos....... aún sin embargo he vivido muchas cosas para darle gracias a la vida, que interesante post, gracias ;)

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  5. No es una conversión musical, cuando se pelee con el novio vuelve a la cumbiancha, eso se llama caretearla demasiado.

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  6. Acordarse de las deudas a los dioses en el momento de morir es un buen gesto, al menos, después de muerto estará en mejores condiciones.

    Saludos.

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  7. hola me gusto tu entrada publicas cosas interesantes, pasa a mi blog

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  8. Por cosas de la vida, he visto a unas cuantas personas fallecer, algunas dijeron últimas palabras, otras no, pero el que recuerdo con una media sonrisa fue un abuelito que soltó una señora carcajada jeje, pero de esas que contagian. Los que estábamos allí, lleguemos a dudar de que hubiera fallecido.. aún a día de hoy, me pregunto que le haría tanta gracia. Con tu permiso me permito seguirte y disfrutar de tu narrativa. Un saludo

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  9. M. muy buena la anécdota que relatas, me parece un gran último gesto, me gustaría tener esa altura al morir.
    Gracias por unirte, alegría !

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